·Bienvenidos·

Bienvenidos sean todos a este pequeño rincón dedicado a la literatura, a la magía de la prosa y el embrujo de los versos.
De la mano de Carlos B.T Chaplin y Txetxu intentaremos llegar a remover experiencias, sentimientos ,miedos, ambiciones y sobre todo a animar a todos a aquellos a lanzarse al viaje emocionante de la literatura
Si quieres colaborar mándanos un correo a
corriendolavida@hotmail.com



lunes, 22 de marzo de 2010

·En la cola del cine·

- Se está muriendo, esta chica se está muriendo.

Habíamos ido a ver no sé que pelicula a no sé que cine en no sé cual ciudad cerca de mi casa. Yo había acudido un poco arrastrado por el devenir histórico, por la inercia del querer y sobre todo por la influencia fraternal. La nieve era aire, un aire pegajoso y humedo y creo recordar que también frío, y se deslizaba agarrado y arañando por las paredes de la garganta hasta caer a plomo en el fondo de mis pulmones. Recuerdo que maldecía.

Allí había muchisima gente en una cola enorme que serpenteaba desde el principio de aquél lugar hasta justamente el final. Si, parece normal, pero el lugar era enorme y daba vueltas por un millar de sitios y volvía a caer, chocar y cortar la cola por otro millar de sitios. Recuerdo que había olores, que ahora no recuerdo.

Y en ese momento, alguién gritó aquella exclamación, ésta, la exclamación digo, corrió por las orejas, saltando de mente en mente hasta golpear la mía. Miré con la sorpresa desfigurando mis facciones hacia el lugar del accidente. La gente se apartó dejando un pasillo entre mi cuerpo y el de aquella desconocida.

Corrí loco hacia allí, creo que lo hice porque la gente lo esperaba así, y recuerdo que mirándola le dí la mano. Ella había muerto. La gente de mi alrededor desapareció tragada por una especie de desagüe, me había quedado solo con la chica muerta en un abrir y cerrar de ojos.

Ella era preciosa, no recuerdo ninguna de sus facciones, ni siquiera algo característico, sólo recuerdo que me enamoré sintiendo en un segundo explotar el universo y también recuerdo como la abracé lo más fuerte posible, desconsolado. Sentí que me enamoraba, me enamoraba de aquel precioso cadáver y que lloré por ella. Entre las convulsiones internas que me azotaban las entrañas se me ocurrió besarla y ella, en consecuencia, abrió los ojos. Mirandome, me dijo:

- Te quiero.

Yo sonreía, recuerdo una sonrisa perfecta y luego:

- Ahora vete, nos volveremos a ver.

Y yo me fuí, a buscar la desaparecida cola de gente. A ver no sé que pelicula a no sé que cine en no sé cual ciudad cerca de mi casa. Y entonces... desperté.

Escrito por Carlos B.T Chaplin

No hay comentarios:

Publicar un comentario